De hecho, lo interesante de este licor de hierbas es su historia. Incluso ahora, los únicos conocedores de la receta son dos monjes que controlan la producción a distancia mediante ordenadores. Se puede decir que es verdaderamente un pequeño milagro que el manuscrito con la receta se haya mantenido en secreto. Tras la Revolución, hubo numerosas desamortizaciones, y algunos religiosos fueron encarcelados. El monje responsable del manuscrito, se las apañó para sacarlo de la cárcel y hacerlo llegar a otro monje que vivía en la región. También escapó al intento de Napoleón de elaborar un inventario de remedios secretos populares para su explotación por el Estado, ya que la receta del elixir era "demasiado complicada".
A partir de la misma base (130 hierbas distintas y alcohol) se han elaborado diversos productos. El primero fue el "elixir de la larga vida" (actualmente denominado "elixir vegetal"), de 71º de alcohol, y el cual se dice tiene propiedades curativas: se considera una bebida tónica y digestiva. Debido a su alto contenido en alcohol, la directiva europea ha obligado a bajarlo hasta 69º. Se consume mezclando una cucharada con infusiones, grog o sobre un terrón de azúcar.
Unos años después se produjo la Chartreuse verde, con 55º de alcohol y un sabor fuerte, casi picante, que recuerda mucho a los aguardientes que tenemos en España.
Por último, se produjo la Chartreuse amarilla, de 40º de alcohol, y que contiene las mismas hierbas pero en distintas proporciones, además de miel, lo que hace que su sabor sea mucho mas suave y dulce. Sin duda, es la que me ha gustado!
Como curiosidad, añadir que al ver los atuendos de los cartujos, no pude evitar recordar que había un pintor español cuya obra se caracteriza precisamente por los monjes vestidos completamente de blanco. Se trata de Francisco de Zurbarán, pintor de la época barroca, pero con un estilo claramente renacentista (una perspectiva simple, colores planos). Una de sus obras más importantes es San Hugo en el Refectorio de los Cartujos, cuadro que incluye, precisamente, a San Bruno, fundador de la orden de los cartujos, y a San Hugo, obispo de Grenoble. ¿Quién me iba a decir, cuando estudié este cuadro, que en unos años me encontraría en ese mismo lugar?
San Hugo en el Refectorio de los Cartujos
4 comments:
Tienes razón, quién te iba a decir que ibas a estar allí, reconociendo lo que habías aprendido en los libros...a que es una sensación muy agradable???
Me alegro de que lo hayas pasado bien...del viaje que hicimos las dos a Grenoble tenemos un para de botellas, creo que no las hemos empezado...yo creo que ya va siendo hora...je,je,je...
Hola Hija mia,
¡Qué bien escribes!. Conserva ese Don, junto con el dibujo.
Un besote
Me encanta esta familia.
Sois unos maquinas.
Os queremos.
Muchos besos.
BLOG CON LIBROS Y AUDIOLIBROS SOBRE SUPERACION PERSONAL Y PROFESIONAL...CON ARTICULOS SOBRE AUTOAYUDA...ARTICULOS Y CONTENIDO SOBRE TELEMARKETING Y TELEVENTA...
http://tucrecimiento.es.tl/
Post a Comment